martes, 28 de agosto de 2007

Lo que sé de mis vecinos

Como le pasa a cualquiera cuando se muda, tengo nuevos vecinos. La particularidad de los míos, sin embargo, es el nivel de intimidad que tiene nuestra relación. Nunca fui una persona chusma con mis vecinos, pero hay algo en la arquitectura de mi casa que hace que ciertas cosas ya no dependan de mi curiosidad.

Tanto mi habitación como una de las de su casa, además del ventanal de su living, dan al mismo patio interno de aire y "luz" de unos impúdicos ¿seis? metros de ancho. Esto quiere decir que desde la ventana de mi habitación puedo ver absolutamente todo lo que sucede en esos ambientes (incluyendo el baño, si tienen la puerta abierta).

Gracias a ello, sé:
- que tienen una computadora en el living,
- que la computadora está conectada a un home theater (esto lo sé por una charla de ascensor),
- que los dos habitantes son hermanos,
- que les gusta mucho Bersuit, La Vela Puerca, Los Redondos y Divididos (cuando no tenía equipo de música simplemente disfrutaba de lo que ellos pusieran),
- que tienen amigos, aunque su casa no es la sede principal de encuentro,
- y que, en este mismo momento, uno de ellos está sentado delante de la computadora, seguramente en el Messenger.

La verdad es que nuestra relación de absoluta intimidad invisible es, por lo menos, cómica. Siempre fantasié con pegar notitas en mi ventana que dijeran "Vecino: qué linda casa tiene!", como para explicitar esta ridícula situación. Los he visto recorrer la casa en calzones, y, aunque me he cuidado, no puedo asegurar que no me hayan visto saliendo de la ducha con la toalla en la cabeza. Escucho su música, su quilombo con amigos. Incluso una noche un amigo les gritó nuestro número de teléfono por la ventana y los vagos llamaron.

Sin embargo, no sé muchas cosas de ellos. No sé sus nombres, ni sus edades. No sé si tienen novia, si votaron a Macri, si estudian Administración de Empresas o si vienen de alguna otra provincia. No sé su Messenger, no sé cuántas veces les rompieron el corazón, no sé si fuman, no sé si sus padres viven o si les gusta el mate.

Pero lo que tampoco sé, y que me carcome el cerebro cada vez que descubro algo nuevo de su intimidad, es... ¿qué sabrán ellos de mí?

lunes, 27 de agosto de 2007

Conocernos

Su pecho, nuestra cabeza.
Nuestro hombro, su brazo, sus dedos, su palma, su abrazo.
Su oreja,
nuestra mano.
Nuestra frente, en su barba.

De nuestro laburo, y nuestra facultad; de su laburo, y su facultad.
La amiga en común,
el pasado lejano y desconocidos.
Su secundaria,
nuestra secundaria.

Nuestros amores pasados,
sus ex's.
El sexo.
Las familias.
Las indiscreciones,
Los hermanos,
sus pies,
los padres.
nuestras piernas.
Las madres.
Nuestras piernas,
Nuestra mamá.
sus rodillas,
Sus impresentabilidades, y las nuestras.
suben.

Los secretos del fondo,
El calor de la saliva,
los códigos de conquista
la fuerza de las manos,
y los códigos entre los dos.
la humedad.

Las palabras que se clavan,
Los ojos que se cierran,
la imaginación que se dispara,
las bocas que se abrochan,
en la duda del amor.
en el amor.



Desnudos, fumando y besándonos.

sábado, 4 de agosto de 2007

Para seguir viviendo


Cosas que necesito

Una mesita de café, para la tele.

Una aspiradora, para los ataques voluntarios de limpieza.

Un hombre, para que me cambie el cuerito de la canilla de agua caliente de la ducha, me arregle el corto de la luz de la cocina, y me prepare el café más rico a la mañana.

Una mesita de luz, para definir mis noches.

Un delantal para la cocina.

Una plancha de corcho, donde pinchar mis recuerdos y armar un laberinto con mi pasado.

Potecitos para las especias.

Trabajo estable.

Estantes para mis libros, cajones para mis apuntes y una escoba para mis ideas.

La voluntad, edición de cinco tomos.


Y horas extra, porque ya no me alcanzan, para seguir viviendo.


Cosas que ya tengo

Una cama, un escritorio, una silla, una biblioteca.

Trabajos no estables.


Una amiga con la cual vivir, trabajar y estudiar. Y seguir queriendo verla.

Un celular, para que me aliene y no me distancie.

Ex-novios, que supieron ser las personas más importantes en el mundo.

Amores varios, salpimentados y con tomillo.

Amigos pequeños, amigos nuevos, grandes, subterráneos, transatlánticos, de papel maché y de los otros.

Un futuro colectivo.

Un pasado que me vive y que amo.

Una carrera que no deja de excitarme.

Compañeros vivos, que me enseñan cómo construir nuestro futuro.

Compañeros muertos, que nos guían en su ejemplo.


Y mil motivos, para seguir viviendo.